martes, 9 de junio de 2009

Pasacalles

"textual"

Me acuerdo que salí de casa una mañana y ahí lo vi. “Felicitaciones, te lo merecés, te queremos mucho. Papá Mamá y tus hermanos”. Algunos dibujos y letras de colores. Ahí estaba a la vista de todo el barrio el pasacalles que me habían puesto mis familiares luego de recibirme. Me sorprendió, les agradecí el gesto y después me saqué una foto en medio de la calle.
Al día siguiente me dice un vecino, “Nena, ¿porqué no le decís a tu papá que lo baje antes que te lo arranque el camión de la basura?. Y así fue, papá se subió a una escalera que yo sostenía de abajo, lo enrolló y me lo dio. Un día estuvo colgado.
Ayer, poniendo orden en casa, lo vi. En un rincón, solito, sin llamar demasiado la atención. No sé para qué lo guardé, pero lo guardé. Cuando alguien venía a casa, mi mamá le contaba que me habían puesto un pasacalles y yo les mostraba que lo conservaba.
Solo era un rollo de tela gigante apoyado contra la pared, tapado por la cortina. Desplegarlo imposible, necesitaba unas cuantas personas para estirarlo y ver que decía. La pregunta es ¿para qué? Hace 6 años que está en el mismo lugar. Tirarlo me da culpa, pero no sirve para nada y junta mugre.
Quizá hubiese sido mejor que esté en la calle hasta que se rompa y listo. Pero no. Lo cuidé y ahora no sé que hacer con él.
A veces cuando paso por una esquina y veo uno que dice “Felicitaciones Doctor Arrieta, te amamos nosotros” pienso qué hará el Dr. Arrieta con todos esos metros de arpillera plástica que expresan orgullo y amor. Muchas veces imagino tocando timbre y hacerle directamente la pregunta al doctor Arrieta.
Cuando veo esos pasacalles que dicen “Perdoname Tatiana, sos lo más importante que tengo, te amo dame otra oportunidad, Ramiro”, pienso que macana se habrá mandado Ramiro, cuán enojada está ella y si por el hecho de ponerle un pasacalles se puede recuperar la relación. ¿Qué porcentaje de efectividad puede tener? Imagino que Tatiana descubrió a Ramiro con su profesora de Yoga haciendo una pose rara y se comió la cabeza. Quizás Ramiro es inocente y en el pasacalle manifiesta sus sentimientos reales y sinceros.
Pero también podemos pensar que Ramiro le chocó el auto, le afanó guita y la engaño a Tatiana con una ex compañera que encontró gracias al Facebook.
Ahí el pasacalle es el ultimo manotazo de ahogado.
No se si sirve de mucho. Por lo pronto, yo no se que hacer con el mío. Si alguna chica se llama como yo y se recibió en el 2003 y tiene padres y hermanos que la quieran mucho, se lo dono, los recuerdos mejor que ocupen un lugar en nuestro corazón, en nuestra memoria. ¿Suena cursi? Ok, pero por lo menos no ocupan lugar en la casa.

sábado, 6 de junio de 2009

El Intruso

Unos cuantos años después que yo nací, mi padre conoció a un extraño en nuestra pequeña población en mi país.
El, quedó fascinado desde el principio con este recién llegado, encantador personaje, y rápidamente le invitó a que viviera con nuestra familia.
El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.

Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia, en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial.
Mis padres eran instructores complementarios: Mí mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer.
Pero el extraño era nuestro narrador. Nos mantenía hechizados por horas al extremo con aventuras, misterios y comedias.

Si yo quería saber cualquier cosa de política, historia o ciencia, siempre sabía las contestaciones sobre el pasado.
¡Conocía del presente y hasta podía predecir el futuro!
Llevó a mi familia al primer juego de las ligas mayores de fútbol.
Me hacia reír, y me hacia llorar. El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba.A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros
estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. (Ahora me pregunto si ella habría rezado alguna vez, para que el extraño se fuera.
Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, por ejemplo, no fueron permitidas en nuestra casa…
No de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualesquier visitante.
Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba pronunciar la palabra esa HP que quemaban mis oídos e hicieron que mi papá se retorciera y mi madre se ruborizara. Mi papá nunca nos dio permiso para usar alcohol de manera liberal.
Pero el extraño nos animó a intentarlo sobre una base regular.
Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas. Hablaba libremente (demasiado) sobre sexo.
Sus comentarios eran a veces evidentes, a veces sugestivos, y generalmente vergonzosos.

Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia
por el extraño. Repetidas veces lo reprendieron y raramente le hizo caso a los valores de mis padres y NUNCA le pidieron que se fuera.

Más de cuarenta años han pasado desde que el extraño se mudó con nuestra familia.
Desde entonces ha cambiado mucho y ya no es casi tan fascinante como era al principio.
No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando a alguien para que escuchara sus charlas y para verlo dibujar sus cuadros.

¿Su nombre? ¡Nosotros lo llamamos televisor!
¡Ahora tiene una esposa que le llama
Computadora y un hijo que le llama Celular!

Nota: Se requiere que este artículo sea leído en cada hogar .