miércoles, 14 de julio de 2010

No necesitamos burlarnos...

Por AC

Uruguay la iba de pobrecito, de bien peinado, jugándola de humilde, pero del otro lado festejaban los goles que nos hizo Alemania, con la garganta en la mano. Los brasileños lloraban y arrastraban las vuvuzelas por el sambódromo, de ida y vuelta, pero había algo en el fondo profundo de los argentinos, que sabíamos que eso podía suceder.
Y nos reíamos como locos, pero asombradísimos; uno al final ama a los buenos rivales. Nosotros somos como somos, no necesitamos burlarnos de los demás, pero es tan lindo que caemos en el pecado de la lujuria, de la gula, pero así somos, no lo ocultamos.
Por otro lado somos un país generoso, nosotros nos bancamos las rivalidades, no las hacemos personales. Jodete uruguayo, jodete brasileño, jodete chileno, jodete argentino.
Lo que no entiendo es que nosotros nos acostumbramos muy de chicos a cancherear, porque es verdad, repito somos como somos, somos como vivimos, un país hermoso, grande y generoso. Para nosotros no es una gloria que caiga el de al lado, o como dice un eslogan uruguayo, ¿Argentina es un país que queda al lado nuestro?, ¿Brasil es mais grande do mundo?. Nosotros no empezamos, pero le damos alegría a nuestros vecinos perdiendo, porque somos cancheros y nos la bancamos.
La alegría que tienen nuestros hermanos porque nos fuimos del mundial no llevó a nadie a ningún lado. Para Brasil es un luto doloroso desde el fondo del alma que durará hasta que empiece el carnaval. Uruguay acarició un nuevo Maracanazo para tener de que jactarse los próximos 122 años. Pero nosotros ya estamos preocupados porque Jacobo Winograd se peleó con Fort; los argentinos somos impermeables. Es el único país donde se permite que los extranjeros te odien adentro de él. Pero entonces, si somos tan cagada, ¿qué hacen acá? Te respondo: vienen a aprender con lo más groso de Latinoamérica, disfrutan de nuestros encontronazos entre bataclanas, cafiolos y vidalitas, diciendo que ellos no les pasa.
Directamente los brasileños nos odian, pero nosotros les queremos las chicas, les queremos la cerveza y nos vamos a Camboriu a comer choclo asado. Desmerecen todo lo bueno que tenemos e internamente (por interior del alma) quieren superar al hermano mayor, no como el hermano menor sino como el del medio.
Yo quería que ganara Holanda así se amargaban la vida todos los gallegos de la Avenida de Mayo. Que no haya alegría para nadie, pero que miren por la tele nuestras vedets, para que tomando mate al solcito digan: ¿eso aquí sucede?
Pero por algo debe pasar.
El amor – odio no es más que envidia y admiración, nosotros los argentinos los perdonamos, los queremos y los cobijamos, porque así somos, generosos y magnánimos, y encima lindos. Y no va a pensar, de ninguna manera, por favor, que hay en mis palabras el menor atisbo de ironía o sarcasmos. Lo siento profundamente en el pecho, y me la banco.
Con respecto a los uruguayos, no se hagan problema muchachos, como premio les regalamos a Carlos Gardel, en el mundo les van a creer que es uruguayo. Y el dulce de leche también.
Pero ríanse de eso, cultivar el odio contra nosotros, de cualquier lado, es una cosa que dura años, porque todos nuestros vecinos se jactarán de ser correctos, democráticos, los mejores del mundo, pero no dejan de admirarse de una porquería arquitectónica como el Obelisco, alguna vez en su vida. Una vez un español enojado me dijo que el anagrama de argentino era ignorante, y le dije que era muy interesante, que por eso será que los españoles tienen el record mundial de maltrato a la mujer, porque las mujeres se vuelven locas por los argentinos. Odiame si querés, ya te voy a encontrar la vuelta para que me quieras y me des la razón.