jueves, 13 de diciembre de 2012

Comfortably Numb - Pink Floyd -

Si de recuerdos hablamos, esta maravillosa canción, es un regalo de mi más sentidos recuerdos.

"Comfortably Numb" ("Cómodamente insensible"), es la sexta canción del segundo disco de la ópera rock The Wall ("El muro") del grupo Pink Floyd. Canción cuya música fue creada por Gilmour para su primer álbum como solista. Gilmour trajo el demo a las grabaciones de The Wall, que posteriormente quedaría incluida en el álbum. Waters escribió la letra.
Esta canción es considerada como una de las mejores creaciones que la banda inglesa ha realizado, ya que es recurrentemente incluida en las presentaciones que han hecho tanto Pink Floyd, como por David Gilmour y Roger Waters después del lanzamiento de The Wall. Es la última canción que la banda tocó con su formación clásica de cuarteto (Gilmour - Waters - Wright - Mason), ya que fue el tema de cierre en la última presentación que hizo Pink Floyd en su reunión en uno de los conciertos de "Live 8", lo que fue un evento mundial de enfoque de ayuda, organizado por el protagonista de la película Pink Floyd The Wall, Bob Geldof. Los dos solos de guitarra que toca David Gilmour (En especial el segundo) son considerados como sus mejores solos en Pink Floyd y como unos de los mejores solos de guitarra de toda la historia; de hecho, la revista Guitar World lo situó en el número 4 de su lista de 100 mejores solos de la historia.
En agosto de 2006, el solo fue votado por los espectadores de la estación de radio Planet Rock como el mejor solo de guitarra de la historia jamás grabado.
En las interpretaciones en vivo, la duración del tema variaba entre los 8 minutos llegando a pasar los casi 10 minutos de duración (Gira PULSE).


Existe la discrepancia sobre si la letra de esta canción trataba sobre las drogas, y la sensación en la que te sumergen, o si trata "simplemente" sobre las emociones. También hay una versión que dice que trata sobre la enfermedad que sufrió Roger Waters durante una gira, para la cual se medicaba, quedando "plácidamente paralizado". De un modo u otro, mi propia interpretación, aunque bastante subjetiva, sería la de esa primera experiencia con el dolor cuando somos jóvenes, y como con el paso del tiempo, nos vamos acostumbrando a ella, y otras más, hasta ir perdiendo poco a poco el contacto con nuestros más básicos sentimientos, tan "medicados" ("drogados") como nos encontramos.

Letra original

COMFORTABLY NUMB
Hello?
Is there anybody in there?
Just nod if you can hear me.
Is there anyone at home?
Come on, now,
I hear you're feeling down.
Well I can ease your pain
Get you on your feet again.
Relax.
I'll need some information first.
Just the basic facts.
Can you show me where it hurts?
There is no pain you are receding
A distant ship, smoke on the horizon.
You are only coming through in waves. (1)
Your lips move but I can't hear what you're saying.
When I was a child I had a fever
My hands felt just like two balloons.
Now I've got that feeling once again
I can't explain you would not understand
This is not how I am.
I have become comfortably numb.
O.K.
Just a little pinprick.
There'll be no more aaaaaaaaah!
But you may feel a little sick.
Can you stand up?
I do believe it's working, good.
That'll keep you going through the show
Come on it's time to go.
There is no pain you are receding
A distant ship, smoke on the horizon.
You are only coming through in waves.
Your lips move but I can't hear what you're saying.
When I was a child
I caught a fleeting glimpse
Out of the corner of my eye.
I turned to look but it was gone
I cannot put my finger on it now
The child is grown,
The dream is gone.
I have become comfortably numb.

Letra traducida

COMODAMENTE ADORMECIDO
¿Hola?
¿Hay alguien ahí dentro?
Si me puedes oir solo hazme una señal con la cabeza
¿Hay alguien en casa?
Vamos, ahora
Oigo que estás triste
Bien, puedo aliviar tu dolor
Y volver a ponerte en pie
Relájate
Primero necesito alguna información
Sólo los esenciales
¿Puedes mostrarme dónde duele?
No hay dolor, Te estás alejando
Un barco distante, humo en el horizonte
Sólamente te recuperas por momentos
Tus labios se mueven pero no puedo escuchar lo que estás diciendo
Cuando era niño tuve fiebre
Mis manos se sentían como dos globos
Ahora una vez más tengo ese sentimiento
No lo puedo explicar, no lo entenderías
No es esto como soy
Me he quedado confortablemente adormecido
De acuerdo
Sólo un pequeño pinchazo
No habrá más ¡aaaaaaaaaah!
Pero te pondrías sentir un poco mal
¿Te puedes levantar?
Créo que está funcionando, bien
Esto te mantendrá en pleno funcionamiento hasta el fin del show
Vamos. Es hora de marchar
No hay dolor, Te estás alejando
Un barco distante, humo en el horizonte
Sólamente te recuperas por momentos
Tus labios se mueven pero no puedo escuchar lo que estás diciendo
Cuando era niño
Capté una fugaz vislumbre
desde el rabillo del ojo
Me giré para mirar pero se había ido
Ahora no lo puedo recordar
El niño ha crecido
El sueño se ha ido
Me he quedado confortablemente adormecido

viernes, 5 de octubre de 2012

Un verdadero baño de mierda


por Arnold Coss
 
La historia que les voy a contar sucedió en un pueblo cercano a mi Gualeguay natal, pero también podría contarlo como que ocurrió en cualquier otro pueblo y como en todo pueblo la historia que les contaré, ha pasado de boca en boca por mucho tiempo y solamente unos poco privilegiados conocemos la real verdad. Este relato no tiene nada en común con mis anteriores contados en este blog, diría más bien que se parece un poco al estilo de mi buen amigo Denaday, que cada tanto expone aquí mismo, algo de su autoría.

Esta historia, que llego a mis oídos hace ya unos años, me fue contada por un testigo ocular y esa experiencia le costó bastante horas de sueño. Esta fuente recuerda cada momento como algo propio, pero se encargó de manifestarme en reiteradas oportunidades que él solamente fue un testigo y aunque las imágenes le hayan quedado atrapadas en su mente como agarradas con ganchos, por estos tiempos, prefiere evitar el recuerdo.

Cuando uno está en el lugar de los hechos tiende a argumentar con el matiz de su propia percepción y el relato de ese momento puede  se tan interesante como el relator quiera que sea, pero Fernando E., no abunda en detalles y menos con este tema, ustedes cuando lo lean, sabrán entender el porqué.

La diversión para mis amigos Claudio T. y José S. había comenzado desde temprano. Ese sábado, arrancó con mesa de truco y por supuesto una abundante picada, donde los salames, chorizos secos y queso de chancho no faltaron, por supuesto, que todo eso era acompañado con unas Quilmes, recién saliditas de la heladera. Al medio día las achuras tomaban color en la parrilla y el asado de tira era como la vedette esperada. Toda esta comida había sido devorada por unos pocos comensales, entre ellos mis amigos mencionados y yo. El postre salió como siempre, buena cantidad de queso cuartirolo y por supuesto un maravilloso dulce de batata con chocolate marca Arcor, ese que viene en lata. El asado perfecto había sido consumado, ya para las 4 PM no quedaba nadie sin sus límites alcohólicos superados, el Termidor en tetra, estaba haciendo estragos.

Cada vez que estos protagonistas se juntaban, algo sucedía, bueno o malo, algo pasaba, y ese algo por lo general no era una historia sencilla de narrar, sino que tenía buenos condimentos para analizar, una especie de diván abierto al público. Ese día en particular, ya desde temprano, pintaba como para pasar a la historia y sin dudas así fue.

La tarde transcurrió de la misma manera como arrancó la mañana, un par de kilos de helado de Bahílo terminaron por “asentar” un estómago que por esas horas, sufría con cada nuevo bocado incorporado. Entrada la noche ya bañados y cambiados, nos reunimos en lo de Julio a tomar unos Gancias con maníes y unas nueces recién cosechadas, un lujo para aquel momento y ni hablar para estos días.  Los hechos de aquí en más se suceden en forma apresurada, por eso quiero detenerme en detalles, que seguro serán importantes repasar, luego de leer el final de esta historia.  Los muchachos en cuestión como ya anticipara, eran viejos amigos de parranda, que andaban celebrando un negocio que les había resultado bien y como era de esperar, se despacharon con un pucherazo con todo lo que se imaginen, carne de vaca, cerdo, pollo, zapallo, verduras, choclo, etc, etc. que el padre de Julio había empezado a preparar desde temprano. En fin, sus estómagos parecían dignos de una embarazada de 5 meses.

Cómo teníamos que esperar a que trascurriera las horas, ya que el boliche Benidorm, abría como a la una, se les ocurre ir a la “Casita Prohibida” el único burdel de poca monta, que por esos años había y tenía chicas un poco más limpias que su antecesora “La Guampa de Oro”.  Era una noche fresca de primavera, como las de ahora, así igualitas, de día, un lindo calorcito estando al sol, pero de noche sino nos ponemos un buen abrigo, seguro lo vamos a lamentar.

José S. y Claudio T., eran conocidos en el lugar, por lo que gozaban de algunos privilegios de cliente frecuente, hoy diríamos que serían vistos como clientes VIP. Solamente Fernando E. los había acompañado, el resto nos fuimos cada uno a su casa. Yo no había querido ir, porque no me sentía bien, todo lo comido y bebido me había pasado factura.

Estaban de lo mejor, acompañados por tres chicas voluptuosas y emparentadas de forma directa con Patricio, el querido amigo de Bob Esponja, las muchachas tenían más sed que pirata con diabetes.

Mis amigos tomaban como que el mundo se iba a acabar. Dice mi amigo Fernando E. que empezaron con un par de Paddy cada uno y ahí, más o menos perdió la cuenta de que más tomaron, alguien subió el volumen de la música y los Wawanco sonaron con sus clásicas cumbias. Es en este momento donde se empiezan a suceder los acontecimientos como disparados de la memoria y es en ese instante cuando a mi amigo José S. le vinieron de repente, dolorosos retortijones, por lo que disimuladamente le pidió a una de las chicas  un baño que no sea el público, entrar a ese, sería inhumano y uno puede estar en pedo y medio perdido, pero no es suicida.

Con la convicción que se lo iba a llevar a las habitaciones luego del baño, la muchacha lo guio a un servicio que ocupaban ellas. Nuestro repleto y ebrio amigo le dijo que se iba a demorar un poco. Así que la muchacha se volvió a la mesa.

Se le venía la noche a nuestro héroe. Para empezar el lugar no tenía luz, así que empezó a buscar el inodoro con un encendedor. Al mismo tiempo se da cuenta que no solo no hay papel, sino que hay un par de soretes flotando, además no había agua en el balde con el cual se “debiera” vaciar luego de hacer las necesidades. Es decir la cosa se estaba poniendo difícil de resolver.

El tipo no aguantaba el vendaval de mierda que se venía, así que trató de pensar rápido y vio la bañadera, vieja y medio oxidada, pero con el recipiente justo para el depósito que con tanta urgencia necesitaba hacer. Como pudo, se acomodó en el canto de la bañadera, con los pantalones bajos haciendo equilibrio, apoyado con una mano contra la pared, el mareo del alcohol se hacía sentir. Algunos sólidos iniciales deben haber tapado el desagüe, por lo que se empezó acumular lo evacuado que se mezclaba con el pis y el agua acumulada en la base, lo que salió después fue digno de un concierto y la satisfacción de poder hacerlo era fantástica. Pero, lo peor estaba por venir. En cosa de segundos su amigo Claudio T. entra preocupado al lugar, por supuesto tampoco veía demasiado, solamente en penumbras fue tanteando por la pared, en busca de poder orinar con urgencia.

-¿Estás ahí boludo?

-Si, estoy cagando en la bañadera, el inodoro está con mierda y tapado.

Ese fue el breve diálogo y acto seguido Claudio T. un poco por el pedo, otro poco por tropezarse con la maldita tabla atravesada que estaba en el piso, para tapar precariamente el agujero del desagüe y finalmente por la oscuridad, se va sin escalas encima de su amigote. No puedo imaginar el momento, me asquea el solo pensarlo, pero mis amigos, siempre en el relato de Fernando E. ambos caen dentro de la bañadera sobre esa asquerosa mezcla, al momento que Claudio T. empieza a vomitar en forma compulsiva y sin control, sobre la humanidad de José S. que se engrudaba enterito en ese pastiche nauseabundo y asqueroso.

Dentro de la bañadera los dos borrachos se empiezan a revolcar como luchadores en un  ring lleno de barro, para tratar de pararse, pero los pantalones a media asta impedían que se puedan incorporar. Cuando ya estaban completamente cubiertos hasta el cuello de mierda aparecen dos de las chicas.

Como todo lugar de dudosa reputación, el sistema de la luz tenía una maña. Las chicas alumbraron el baño y la imagen mis queridos lectores no puede haber sido más espantosa, a los gritos, corrieron desesperadas para llamar al “patrón” que él vea también aquella escena sin igual.

-llama al Tata y al Teco urgente, saquen a estos pelotudos de acá. Reclamaba a los gritos, mientras se tapaba la nariz tratando infructuosamente de impedir oler, según sus dichos,  la mezcla más asquerosa que hubiese visto en años. Viniendo de quien venía la acotación eso tiene que haber sido un verdadero desastre, un tipo acostumbrado a sacar mamados, cagados, meados y otros “ados”. Los dos matones de cerebro acotado, trajeron una alfombra, era la misma que habían tirado hacía unos días por estar vieja y sucia, creo que no hace falta que les cuente mis dudas sobre el estado mugriento de aquella, ¿¡alfombra!? Realmente cabe la frase, “llovido sobre mojado”.  

Nuestros amigos, según siempre el relato de Fernando E., no salían de la bañadera cuando llegan los otros tipos con la alfombra, se la ponen encima y los envuelven cual pionono de tamaño familiar. Entre los tres los llevaron hasta la puerta principal y fueron lanzados a la calle tal cual, así medio en bolas, cagados, vomitados y envueltos en una manta grasienta, llena de cuanto bicho y alimaña tuviese el atrevimiento de posarse allí.

Fernando E., me relató la triste historia y me decía que los vio en la calle cuando se incorporaban de tan humillante situación. Los dos lloraban mientras trataban de subirse los pantalones y se limpiaban como reflejo condicionado. Estaban cubiertos de mierda y vómito. Para colmo de repente la noche se cerró y la frutilla del postre a tan fría madrugada fue la incipiente llovizna, que como de la nada, aparecía sin ser invitada. Según cuentan, Claudio T. y José S., no volvieron más al lugar, la vergüenza los acompañó por mucho tiempo. Esto que les relato se sabe entre algunos amigos y algún que otro convidado de piedra. Por supuesto que los actores principales siempre negaron los hechos y con cara de asombrados, desmentían semejantes inventos salidos de la imaginación perversa de algún trasnochado. 
 
PD: Por razones obvias esta historia va sin fotografía alusiva.

lunes, 24 de septiembre de 2012

La Misa de las 20 hs.


por Arnold Coss

Volvió a tomar nuevamente su heredado rosario de plata con baños de oro y  lo introdujo en el bolsillo de su impecable saco de hilo blanco. Había llegado justo a tiempo y antes de seguir a su madre y a su abuela por el interminable pasillo de la iglesia para dirigirse como siempre a los primeros bancos,  Eugenia echó una ultima mirada a  la plaza que se extendía frente a ella. Es la misma plaza Constitución, que durante años nos sirvió de asilo antes de ingresar a la ya desaparecida escuela de Comercio, Celestino Marcó.
Su madre la chistó y con una mueca, le hizo entender que se apurara para sentarse antes de la ultima campanada que anunciaba el inminente comienzo de la tradicional misa de los domingos a las ocho.  Eugenia por supuesto  obedeció y con un suave andar se dirigió a sentarse, como siempre en la segunda fila y por supuesto como siempre a la derecha de su madre. Mientras avanzaba, alcanzó a divisar que más allá de la montaña de pelo marrón que tenia su madre, había otra montaña similar pero de pelo gris. Eugenia sabía que allí estaba su abuela. Ambas mujeres supieron usar un rubio poco discreto durante muchos años hasta que por algún motivo y al mismo tiempo tomaron la decisión de que la naturaleza actuara por su cuenta. Las dos llevaban debajo de los imponentes tapados de piel,  unos elegantes vestidos comprados en la capital y escogidos únicamente para lucirlos en la iglesia. El placer  de desfilar por el pasillo central hasta el altar, era indescriptible para ellas. Con la frente en alto y mirando fijamente al Cristo en su cruz que brillaba de un modo particular a esa hora de la tarde, Eugenia se alisó los pliegues de su falda y se desabrochó la chaqueta. Su madre la observaba con ojo inquisidor por si hacía algo indebido en la casa del Señor.
Cuando la mirada de Antonia se apartó de su hija, ésta suspiró y entrelazó las manos. Miró el reloj y vio que quedaban quince minutos para que sus amigos se encontraran frente a esa misma iglesia para ir juntos al cine. Quince eternos y difíciles minutos, donde cada uno de ellos, sería como un puñal entrando en su pecho.  Eugenia, les  había prometido a sus amigos que iría, pero no había contado con la visita mensual de su abuela Emilia y su consecuente e inevitable viaje a cumplir con la misa dominical. Por eso, se había visto obligada a avisarles de alguna manera, cancelando su asistencia. Su madre estaría orgullosa de ella. Siempre lo estaba. Al menos delante de la gente. Cuando estaban en casa, Antonia no le prestaba mucha atención sencillamente porque suponía que entre las cuatro paredes de su casa su hija estaba protegida.
Físicamente, Eugenia no se parecía ni a su madre ni a su abuela, que parecían copias exactas aún con varios años de diferencia. Ella tenía el pelo moreno y ondulado, como su padre. Aunque sus ojos marrones se aproximaban a los de ellas, el entorno de sus pobladas cejas, le daban una frescura en el rostro, que sus antecesoras jamás alcanzaron. La figura de Eugenia era mucho más esbelta y proporcionada además, ella tenía curvas, característica que no compartía ni con su madre, ni tampoco con su abuela. Antonia tenía un cuerpo delgado y alto que nunca había conseguido domar. Era guapa, pero no bella. No al menos como Eugenia. La chica tenía una belleza dulce y brillante, la chispa de su mirada aún no encendía corazones, pero todos sabíamos que ya lo haría, y el día que eso ocurriese, sin dudas no pasaría inadvertido. Su piel blanca y el cuerpo plenamente desarrollado completaban un combo de armonía. Mirar a Antonia tendía a imaginársela como dos palos con abrigo de piel, seria y rígida. Mirar a Eugenia era placentero y emocionante.
Emilia se puso de pie en cuanto percibió la llegada del cura y estiró su cabeza todo lo que pudo para destacarse entre sus compañeras de banco, lo que le dio más aspecto de palo. Antonia y Eugenia siguieron su gesto y se pusieron en pie. Eugenia miró a las dos mujeres que la acompañaban mientras repetían palabras que se sabían de memoria sospechando que quizás ni siquiera reparaban en su significado. Después, se volvieron a sentar. Ninguna de las dos la miró en el resto de la ceremonia. La joven iba alternando miradas de una a otra y las comparaba con el resto de mujeres que había allí.
Se veían pocas adolescentes de su edad, pero las que había parecían estar concentradas en lo que estaban haciendo. Giró la mitad de su cuerpo y dirigió su mirada hacia la luz que se colaba por debajo de la gran puerta de madera, pero un pellizco de su madre la hizo volver la mirada al frente.
Antonia no la retó, sino que siguió concentrada con la frente alta y sus ojos puestos en el majestuoso altar. Mientras Eugenia se frotaba la zona dolorida del brazo se puso a pensar en su madre cuando no estaba en la iglesia. No le sorprendió descubrir una Antonia muy diferente a la que se encontraba allí, pendiente de sus movimientos, y con la sospecha de creer que seguramente estaba fingiendo que atendía las palabras del cura. Nunca la había visto agarrar la Biblia, incluso no sabía si tenían una en la casa, pero era probable, porque todas las habitaciones estaban plagadas de estampas religiosas y cuadros enormes de Vírgenes y Cristos en su cruz. Todas menos el dormitorio principal donde ella dormía y por supuesto nadie ingresaba. Tampoco la había oído rezar. Ni siquiera sentía que aquella mujer fuera cristiana. Es como si su madre solo acudiese a misa para exhibirse los domingos ante los vecinos y para exhibirla a ella también. ¿Pero entonces? ¿Creía su madre en lo que hacía allí los domingos? Eugenia cerró los ojos y frunció el ceño mientras continuaba sin separar sus manos entrelazadas. Poco a poco, descubrió que ella no estaba pendiente de las palabras que se estaban leyendo en el atril, sino que observaba con descaro a la gente que estaba en la misa. Movía los ojos con rapidez de un lado a otro, pero sin dejar de repetir como un loro las palabras que todos pronunciaba.
Cansada y aburrida, agachó la cabeza y miró sus pies. ¡Ella estaba dispuesta a sacrificar las tardes de los domingos si eso era importante para su madre? Entendía, a sus dieciséis años, que la fe en la religión era regocijo para mucha gente, pero para su madre sólo parecía ser un entretenimiento. Sintió que Antonia se estaba riendo de toda la gente que estaba allí por verdadera devoción. Incluso sintió que se reía de ella misma al tratarla como un trofeo que podía enseñar a las vecinas una vez por semana. Eugenia, a su edad y desde su ignorancia, se sintió insultada por tanta frialdad tanto de su madre como de su abuela. Entendió porque después de misa las tres iban a la confitería “El Águila” la esquina de la plaza y se pasaban horas hablando sobre las enfermedades de los demás o de lo muy sonrientes que entre algunos se saludaban, imaginando tramas de secretos y complicidad entre sus vecinos. Pero lo peor era escuchar los comentarios y suposiciones sobre los motivos por los cuales algunos y algunas no fueron, ¿Estarían enfermos? ¿No eran tan correctamente católicos como ellas? ¿Estarían haciendo algo mejor? Todo estaba dicho en esa mesa.
-Y yo que creía que las estaba decepcionando por no estar segura de si creer o no…- Se dijo Eugenia,  mientras la vergüenza le subía a su rostro. Tenía ganas de gritar, de enojarse con su madre y con su abuela, pero sabía que no era el momento. Intentó calmarse cuando les tocó volver a levantarse, pero aquel descubrimiento la había dejado incapaz de controlar sus emociones.
-Yo, que no creo, o que no sé si creo, aguanto aquí cada domingo palabras que no tienen ningún efecto sobre mí. Intento comportarme de manera correcta según las enseñanzas de la Iglesia, porque pensaba que ése era el modo en el que mi madre deseaba que me comportara para ser una buena persona.- Se apartó el flequillo de la frente y se lo colocó tras las oreja, dio un rápido repaso a las personas que sonaban en un unísono murmullo y nadie, absolutamente nadie le devolvía la mirada, sintió que todos estaban como en un trance y sintió escalofríos.
 – Seguro mi madre quiere para mí algo que no quiere para ella, se repitió internamente. Y eso es injusto. Ella puede decidir qué es bueno para mí o qué no lo es. ¿Pero cómo querría alguien algo para su hija que no considerase bueno para sí mismo?- Volvieron a sentarse todos. Todos menos Eugenia.
Su madre enseguida la agarró de la muñeca y tiró de ella una sola vez, obligándola a sentarse antes de que alguien se diera cuenta de su despiste. Pero Eugenia  no estaba despistada. Al contrario, estaba más atenta que nunca. Sin mirarlas o despedirse, salió hacia el pasillo central y, ante el profundo silencio de la iglesia y el asombro de sus vecinos, salió caminando lentamente hacia tenue luz del sol que apenas asomaba por debajo de la puerta principal. Cuando alcanzó la vereda se dio cuenta que sus piernas comenzaron a temblar, pero no se detuvo. De repente se vio corriendo en dirección al cine Italia, mientras el viento golpeaba su rostro, extrañamente vivo como pocas veces lo había sentido. Si se apuraba, creía que aún podía llegar antes de que empiece la película. Sonrió, abriendo mucho la boca, imaginado los rostros asombrados de su madre y su abuela. Era la primera decisión que tomaba por ella misma y le había gustado, aunque imaginaba que las consecuencias entre otras cosas, serían largos y tediosos debates sobre los principios de la fe y lo pecaminoso de actos como los que ella se había atrevido a ejecutar.
Con los años aprendió a no cuestionar tanto las idas a la iglesia y eso la hizo relajar. Paso más tiempo y aprendió a escuchar, aprendió a ver su interior. Aprendió a emocionarse al cantar los salmos y la a alegría de sentirse parte de la fe. Sus creencias tomaron forma en la música, en las voces y en las manos elevadas al mismo Cristo de la cruz, que la infantil rebeldía adolescente le había hecho cuestionar. Ya no le preocupó verse que ella también comenzaba a recorrer el mismo camino de su abuela Emilia y su madre Antonia. Ellas ya no estaban en esta vida y se sorprendió yendo cada domingo a las ocho justo después de verlas partir. Emilia primero, victima de repentino paro cardíaco. Antonia no soportó la perdida, habían estado mucho tiempo juntas los últimos años.
Quizás obra del destino o del mismo Señor que opera de maneras misteriosa, que el veintiuno de Agosto pero en dos años consecutivos se iban las dos y la casualidad se completa cuando exactamente el mismo día del año siguiente, llegaba María Emilia Antonia, su amada hija, la que hoy está como cada domingo sentada a su derecha, con hermosos quince años en el mismo banco donde aquel día decidió empezar a ser mujer. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Por una Queresita - Cuento Gaucho.


Por Arnold Coss


Ediciones Patria - Tapalqué


Hace algunos años, escudriñando en la biblioteca que tenemos en la casa de Tapalqué, encontré un libro de cuentos del autor Rafael Darío Capdevila, que se llama “Cuentos del Caminante”.
Cuando lo saque, la verdad no tenía muchas expectativas sobre si me interesaría o no. Pero, (siempre hay un pero), dio la casualidad que lo abrí casi al medio, justo en la página 139 y ahí estaba, un cuento muy interesante, con una buena descripción de los hechos y me atrapó de entrada. No me llevó más de cinco minutos leerlo, pero ese cuento me quedó gravado en la memoria.  Ninguno de los 82 cuentos restantes del libro me gustó tanto y es por ese motivo, que hoy lo comparto con Uds. esperando los divierta tanto como a mi.  Este cuento tiene la magia del escritor gauchesco, con lo divertido, en algunos pasajes, con lo bolacero en otros y con el especial detalle de la escritura en el idioma gaucho original.  Tuve que hacer un esfuerzo extra al escribirlo tal cual el libro, pero vale la pena. Esta historia tiene algunas cosas que me vienen a la mente como anécdotas de algún antepasado. Por ahí habrán sido contadas por mi viejo a lo largo de tantos años viviendo en los campos y montes desolados, haciendo estanques y casas a los puesteros. Quizás alguna historia de mis abuelos Pedro o de Juan Antonio, vaya uno a saber por donde me vinieron los recuerdos, pero como de eso se trata este blog. Vamos con el cuento.
A continuación el texto exactamente como está escrito.
“POR UNA QUERESITA
       Una güelta, cuando yo era muchacho de unos veintitantos años, me salió una changa con un hombre que araba por un tanto en “La Margarita”. Precisaba un pión pa la rastra. Me pagaba 50 centavos por día y comida. Era tiempo ‘e verano, en la época que regentiaba la estancia “El gurrión”. Yegué como a la entrada del sol, casi a boca ‘e noche. El hombre ya tenía hecha la cena. Comimos y los juimos a dormir. Él arriba ‘el vagón, ande se había fabricao como un toldo. Yo me eché abajo, entre las ruedas, ande tendí un cojinillo. Antes de salir el sol los levantamo. Hice juego, tomamos unos mates y salimos a trabajar. Como a las 11 viene y me dice:
-Ara te vas y desatás. Mientras yo yevo los cabayos a pastiar, te haces un guiso. La carne está en una bolsita, colgada abajo ‘el vagón…-.
     Me voy a la cocina –que eran dos chapas locas nomás-, hago juego, pongo l’agua a calentar, echo un poco ‘e grasa en la oyita con una cebolla picada y voy y desato la bolsita. ¡ Dios Libre y guarde…!- Taba verde…!, yenita ‘e querezas. Me fijo bien y veo que hirve ‘e gusanos. En eso yega el patrón. Voy y le digo. Me contesta muy tranquilo:
             -Ahh…!, eso no es nada m’hijito. Los gusanos son de la mesma carne. Hacela asada y vamos                 a comerla nomás…-.
                -No señor, yo no la como…- le digo.
                -Hace como querás, che…- me contestaba. Ahí nomás pegué media güelta, ensiyé y me vine pal pueblo.
Dospué supe que se había andao acordando que yo ma la daba de delicado, que en el pueblo quien sabe qué porquerías comería y que por una queresita me había mandao mudar.  Pensando en las casa en lo que usté me contó que en “San Gervasio” uno que estaba jugando a las bochas se comió un sapito vivo que cruzaba la cancha, yo he conocido un hombre en Espigas, que comía perros. Y yo mesmo, una güelta que había salido sin un rumbo, juí a parar a la casa de un chacarero de Alvear. Pensé entre mí: Si no agarro junta agarro la hora ‘e comer. Y así jué. Me dieron un estofao riquísimo. Dospué que he comido me dice el hombre:
                -Sabe lo que ha almorzao…?-
                -Seguro no estoy, señor…- le contesto.
                -Usté ha comido vizcacha pichona…- Y me enseñó este chacarero –que arrendaba campo de Orella- cómo había que prepararla. Güeno, golviendo a lo que l’eiba estirando:
      Yo he tomao mate con yerba asoliada, mi mamá más de una vez tuvo que pedir un güeso emprestado pa hacer el caldo, pero de ahí a comer gusanos ¡eso nunca…!, por más estómago ‘e perro que haiga sido por necesidá.  
Fin
Espero que las estrofas que le siguen, sean tomadas como para redondear el asunto nada más, pero también te quedan guardadas como recuerdos en algún lugar. Van estos tres versos del Martín Fierro.

1026
Dicen que las cosas van
con arreglo a la ordenanza.
¡Puede ser! Pero no alcanza.
¡Tan poquito es lo que dan!

1027
Algunas veces, yo pienso
y es muy justo que lo diga,
sólo llegaban las migas
que habían quedao en los lienzos.

1028
Y esplican aquel infierno
en que uno está medio loco,
diciendo que dan tan poco
porque no paga el Gobierno.
Nota: Me gustan los cuentos de gauchos, debo tener un porcentaje gauchesco en algún lado seguro, sobre todo cuando me siento en el banquito tres pata, con asiento de cuero de lonja, abierto de patas, la pava en la derecha y el mate de calabaza en la izquierda, mirando el fuego, oliendo a eucaliptus y una frase de años guardada en mis recuerdos y dicha como al descuido…. “.. me fui como quien se desangra.”


jueves, 16 de agosto de 2012

Father & son - Padre e Hijo

Por Arnold Coss

La primera vez que escuché Father & son fue hace casi treinta y cinco años. Era invierno, atardecía y yo tomaba un café en un bar semivacío cuyo perímetro vidriado se situaba en una de las esquinas de la Plaza Constitución de la ciudad de Gualeguay, bajo un cielo ceniza y junto al gris de los adoquines que se convertían abruptamente en asfalto en ese preciso lugar. La última vez que la escuché fue hace unos días, en la radio, seguramente programada por algún musicalizador, ( imagino), que ronde los cincuenta y pico de edad. En ese momento me dirigía justamente a Gualeguay, a saldar unas cuentas pendientes, uno de mis viajes más triste. Se cerraba una puerta confusa y de  largos debates éticos y morales.


La primera vez que la escuché, no sabía que su autor e intérprete era el británico Steven Georgiou, un hijo de griego y sueca que usaba el seudónimo artístico de Cat Stevens y que por entonces ya se había convertido a la fe musulmana y cambiado su nombre a Yusuf Islam. ( esto lo supe hace muy poco). También me enteré que por ejemplo que en algún momento el gobierno de los Estados Unidos desvió un vuelo comercial con destino a Washington, hizo bajar a Stevens/ Islam en el aeropuerto de Bangor y lo fletó de nuevo para Londres. Es, más o menos, como si Uruguay impidiera la entrada de Nito Mestre en nombre de la seguridad nacional, una payasada más de yankilandia.


Father & son es una canción "mínima" como todas las de Stevens, aunque no pueda decir que las conozca todas, pero sí unas cuantas. Padre e Hijo, habla de modo sencillo de cosas sencillas, la música también es sencilla y sin muchos arreglos. Nunca me he cansado de escucharla y en una época, le dí seguido al estéreo que teníamos en el departamento de Paraguay y Billinghurst, con el casette original, creo que era de Claudio Carraud, ahora no me acuerdo mucho. Me enteré también que Stevens, hacia las voces en la versión original, es decir la del Padre y la del Hijo con una particularidad (muy comprobable en el disco) las voces en algunos tramos se superponían, con lo cual en vivo, el tema requería si o sí de otro cantante, cada una hablando de lo suyo.


Me copié la letra de Google, y como yo de ingles se casi nada, les dejo a los que si saben (Laura Zignego puede ser), que corrija si está algo mal.



Father & son
It's not time to make a change,
just relax, take it easy,
you're still young, that's your fault,
there's so much you have to know.
Find a girl, settle down,
if you want you can marry,
Look at me, I am old,
but I'm happy.

I was once like you are now
and I know that it's not easy
to be calm when you've found
something going on.
But take your time, think a lot
why, think of everything you've got.
For you will still be here tomorrow
but your dreams may not.

How can I try to explain,
when I do he turns away again.
It's always been the same,
same old story.
From the moment I could talk
I was ordered to listen.
Now there's a way and I know that I have to go away.
I know I have to go.

It's not time to make a change,
just sit down, take it slowly,
you're still young, that's your fault,
there's so much you have to go through.
Find a girl, settle down,
if you want you can marry.
Look at me, I am old,
but I'm happy.
(Away, away, away, I know I have to make this decision alone, no)

All the times that I cried,
keeping all the things I knew inside.
It's hard, but it's harder
to ignore it.
If they were right, I'd agree,
but it's them you know not me.
Now there's a way and I know that I have to go away.
I know I have to go.
(Stay, stay, stay, why must you go and make this decision alone?)



Padre e hijo
No es momento de hacer cambios,
sólo relajate, tomalo con calma,
todavía sos joven, ése es tu defecto,
hay demasiadas cosas que tenés por conocer.
Encontrá una chica, establecete,
si querés podés casarte.
Mirame a mí, estoy viejo,
pero estoy feliz

Alguna vez fui como vos sos ahora
y sé que no es fácil
quedarse quieto cuando encontraste
algo para seguir.
Pero tomate tu tiempo, pensá mucho
porqué, pensá en todo lo que conseguiste.
Porque mañana aún vas a estar aquí
pero tus sueños puede que no

Qué tengo que hacer para explicarlo,
cuando lo intento, él vuelve a rechazarlo.
Siempre ha sido lo mismo,
la misma vieja historia.
Desde el mismo momento en que pude hablar
se me ordenó que escuchara.
Ahora hay un camino, y sé que tengo que irme.
Lo sé, tengo que irme.

No es momento de hacer cambios,
sólo siéntate,  tómalo con calma,
todavía sos joven, ése es tu defecto,
hay demasiadas cosas por las que tenés que pasar.
Encontrá una chica, establecete,
si querés podés casarte.
Mirame a mí, estoy viejo,
pero estoy feliz
(Salí, salí, salí, yo sé que tengo que tomar esta decisión solo, no)

Todas las veces que he llorado,
guardándome todas las cosas que sabía.
Es duro, pero es más duro
ignorarlas.
Si ellos tuvieran razón, yo se la daría,
pero sabés que ellos son ellos, no yo.
Ahora hay un camino y sé que tengo que irme.
Lo sé, tengo que irme.
(Pará, pará, pará, ¿por qué tenés que irte y tomar esta decisión solo?)


Si bien la canción me gustaba por ritmo y por simpleza, el tema de la letra no lo tenía muy claro. Cuando entendí y supe de que se trataba, en principio, me identifiqué plenamente con el hijo, porque la letra la supe, cuando tenía unos veintipico. Ahora con el tiempo, fui viendo que el padre también tiene su buena parte de razón (si es que hay que buscar alguna), pero me parece  que todo argumento parece destinado a manejar la idea previa del otro, a convencerlo de que tenía y tiene la razón, y en este dilema, me encuentro y se encontrarán Agus y Nico seguro y no faltará el ojo crítico de la madre, que resolverá en consecuencia, la parte que me falte a mi, cuando sea necesario.

www.youtube.com/watch?v=4vHyzGslkWM

miércoles, 1 de agosto de 2012

Los vaivenes del frío y del calor - Días de locos que le dicen

por Arnold Coss

Cuando yo era chico, en invierno hacía frío y en verano hacía calor.

Durante mi infancia era común que el pasto amaneciera escarchado y que se congelara la superficie del agua en un balde que dormía a la intemperie. Yo no vivía en Alaska sino en Gualeguay, una tranquila ciudad de la provincia de Entre Ríos. Como en invierno hacía frío, uno se abrigaba. Mi madre me abrigaba seguramente demasiado: camisetas de algodón y de lana, camisas leñadoras, pullover, camperas (si había), bufandas y, a veces, una gorra con orejeras. Ahora que lo pienso, casi como si hubiera vivido en Alaska. Pero que hacía frío, hacía frío y en todos lados: en mi casa, en la escuela y en otros tantos lugares que frecuentaba.

En verano, hacía calor y uno se desnudaba hasta donde permitían las buenas costumbres y los usos sociales. El mundo climático de mi infancia era claro en términos de temperatura y uno, a grandes rasgos, sabía a qué atenerse. Después vinieron el calentamiento global, el efecto invernadero y el agujero de ozono, ya no se supo cómo carajo salir vestido y pasó a la historia aquello de guardar la ropa de invierno porque pueden darse 35° en mayo pero volver los 10° ó 12° en mitad de octubre.

Pero el tema no es la fragilidad climática que, en definitiva, tal vez no sea de tal magnitud y a mí me lo parezca porque ahora vivo en el centro, porque con los años cambió mi metabolismo o simplemente porque recordamos lo que se nos da la gana y lo deformamos a nuestro antojo.

El tema es que ese presunto cambio del clima se dio junto a unos maravillosos inventos tecnológicos tales como el aire acondicionado y los equipos frío/ calor que, a su vez, provocaron una mutación de la especie científicamente denominada el ingeniero en refrigeración y calefacción como mi amigo Ricardo Osinalde (el mejor curro que he escuchado). Y ahí sí que la cagamos porque se ha demostrado una mutación más apta y, por lo tanto, dominante del hábitat y ecosistema del ser humano.

Desde entonces, las exageradas prevenciones de mi madre se volvieron inútiles porque abrigarse para un día de 8° resultó inconveniente para sufrir los 26° de un espacio cerrado en el cual uno debe permanecer -por ejemplo, porque es su oficina de trabajo- y lo mismo cuando en la calle el termómetro se clava en 36° y dentro de la oficina, a duras penas, se alcanzan unos 18°. Además, esta mutación refrigerante/ caloventora que, como otras, dice no poder hacer nada porque la temperatura depende del "sistema", parece manejarse con los rigores del calendario antes que con la temperatura ambiente. Entonces, si en julio el termómetro sube a 25°, porque estamos en el mes de julio y en julio, ¡calefacción! Y si en enero baja a 15°, ¡refrigeración! Y ya no se puede ir al cine en verano porque hay que llevar más ropa que para conocer Río Gallegos, ni en invierno porque uno parece estar cruzando las selvas del Ecuador.

Una opción sería volver a guardar la ropa de invierno pero en la oficina y, luego, la de verano -dejar un short y un par de ojotas para trabajar cómodo durante agosto- pero de todos modos quedaríamos indemnes en otro montón de sitios donde estamos obligados a pasar un rato vestidos para otra ocasión.

Éste es el verdadero cambio climático de nuestra época: el que impulsan los mutantes del frío/ calor que, junto a otras mutaciones aún más peligrosas, van a terminar por hacer llover.

 PD: No viene al caso en esta historia, pero no sabía donde carajo meterla. ¿Se acuerdan de haber cazado mariposas durante las interminables hs. de siesta de septiembre, con ramas que cortábamos de los árboles recién florecidos? Me acuerdo de eso y se me cae un lagrimón… más aún si veo a mis hijos compenetrados frente a la computadora, durante horas y horas sin salir a ver el sol.

martes, 10 de julio de 2012

Un pasado y sus amores

por Arnold Coss

Cuando conocí a Carolina, inmediatamente me asalto esa sensación de deseo. Su figura, sin mucho volumen, quizás no dejaba que se apreciara realmente como era. Su pelo negro enrulado, irresistible y seductor cuando se lo presentaba húmedo, con ese olor tan característico a vainilla suave. Su rostro era perfecto, su mirada tranquila, le ponía el broche ideal a sus ojos negros sin final. Verla sonreír era el mejor regalo, sus labios tan finos y sutiles encantaban a cualquier fiera indomable, que quisiera atraparla.

Tuvo muchos amores, algunos los conocí y de otros, solamente escuche sus historias, veré si puedo recordarlos tal cual me vienen los recuerdos.

El primero que aparece es el Sr. (vamos a llamarlo) Divertido.  Se fue haciendo mayor a medida que pasaron los años.  Sabía que lo quiso mucho, casi tanto como el dolor que le causó su ausencia, pero no dejo de ser un amor de primeriza, en el que pudo confundir todo con las hormonas revueltas por una gran pasión. Su pelo ahora es cano y ha dejado de ser el aprendiz de vividor que fuera, para sentarse en el gran sillón del “Señor”. Su risa contagiosa, es la misma; su sonrisa que enamora, aún la conserva. Ella lo ha visto y sabe que la vida lo ha tratado bien, por supuesto está contenta con eso.

Al Sr. Divertido le sobrevino un tal Sr. Psicópata, un ser con quien compartió tres años de su vida y se pasó los tres preguntándose qué es lo que realmente querían los dos. Cuando lo descubrió, supo que la mejor idea era perderlo de vista. Su enfermedad no fue diagnosticada en forma oficial, pero ella que no tenía ni un pelo de tonta, supo atar  los cabos sueltos y se la diagnostico, segurísima de no equivocarse. Ahora está  totalmente calvo limitando sus hazañas de escaladas a la subida y bajada de alguna que otra escalera de boliche en decadencia y sigue ganándose la vida con su honorable profesión de Abogado.

Cuando el Sr. Equilibrio apareció en su vida, ella estaba reluciente, era su mejor momento, transmitía paz y seducción casi sin proponérselo. El permanece igual, sin alteraciones aparentes, sereno, buscando el amor y compañía de una mujer sumisa, que entienda que ser florero tiene su encanto, pero ella siempre se negó a aceptarlo. Sigue inalterable el ritmo de su envidiable vida sin obligaciones, excepto disfrutar de su quinta, sus caballos y su tranquilidad, porque dejó en el camino de la vida, cualquier sujeto y  pronombre que no sea “yo” y/o ”mi”, él primero, él segundo, él tercero, él único. Lo cierto es que aún (lo sé) ella lo mira con mucho cariño; 5 años compartidos, en los que pasaba de ser florero a reclamadora encarnizada de sus derechos básicos, con una fluidez sin pausas, han supuesto muchas vivencias, y  la verdad, si no fuese por tanto egoísmo demostrado, él hubiese sido sin dudas la mejor historia de amor en su vida.

Cuando le conocí al Sr. Mentiras me reí con ganas, este muchacho llegaba en un momento equivocado y a ella la vi cansada. El caso es que también se puso a revolotear, analizando desde la altura de su sillón de psiquiatra al resto de los personajes comentados. Le observé su sonrisa picarona que sagazmente emitía un diagnóstico sobre cada uno de los anteriores, y me pareció percibir una ligera complicidad con el Sr. Psicópata, quizás por compartir la misma enfermedad, en la que la locura y la mentira vuelven loco a cualquiera que los trata. Hace poco me lo cruce y no ha cambiado demasiado; sigue llevando el disfraz de cordero para disimular la locura que lleva adentro. Se cree en el sueño de ser el lobo feroz con el que sueñan todas las mujeres. Lo cierto es que su estrategia le da resultados; fugaces por su constante necesidad de seguir enamorando como receta para mantener la hombría que la naturaleza le está negando, pero resultados al fin y al cabo. 

Me di cuenta como observaba envidioso el equilibrio del Sr. Equilibrado, del que tanto ha oído hablar y al que tanto ha criticado.
Ella jugó un rato también con sus sentimientos, pero en la disputa, salió perdiendo. Me confesó que no podía engañarse y reconocer la puntada de dolor por tanto amor que este maestro de la seducción le desató.
Derramó lagrimas enloquecida sobre su pecho, ahí justo arriba de su  corazón helado, como el de cualquier otro psicópata. Aun se que sigue intentando perdonarse tanta torpeza en la entrega, pero, en definitiva, su amor fue limpio y sano como él le reclamó, y eso, aunque no compensa ni justifica tanto dolor, la calma en sus pensamientos.

Entre todos estos Señores, cada tanto, aparecía en momentos fugaces, mi buen amigo el Sr. Aventura. Este personaje, sin ataduras ni moldes, se conformaba, aún compartiendo un rato de su pasión. Aventura, la desquicio hasta lo inimaginable en sus primeros encuentros, hasta que comprendió como funcionaba y allí lo dejo volar y por supuesto SIEMPRE, lo dejo volver a anidar en su cama. Fueron necesarios muchos encuentros para poder tolerar sus partidas, pero nunca superó el balbuceo que le provoca el solo hecho de escuchar su voz del otro lado de la línea.
Seguramente Aventura, tenga muchas otras Carolinas invitadas a sus fiestas, pero estoy convencido que ella ocuparía siempre el sillón de la derecha en la mesa de sus conquistas. Este Señor, de reputación de amante bien ganada, (entre sus victimas), tiene la delicada particularidad de moverse entre ellas solamente mirando, cómplice y con el record absoluto, de jamás haber sido descubierto.

Me queda la vaga esperanza de considerar que, ojalá alguna vez mi amiga Carolina, encuentre su verdadero y sano amor. Seguramente, tendrá una mezcla bastante rara y un toque de cada uno de sus anteriores, pero de eso que se ocupe ella, yo cumplí con mi parte de recordarle su pasado.

viernes, 15 de junio de 2012

DJ - Cumpleaños y otras yerbas

por Arnold Coss

Intentar consagrarse como Dj es un veradadero desafío. Tener el exito o el fracaso de una fiesta en tus manos tiene su adrenalina. Lograr conquistar a los bailarines de turno, que esperan ser "atendidos" en la pista y que si no son correctamente estimulados se van como llegaron. Dicen que una pista de baile, tiene vida propia y hay que alimentarla para que no muera. Es como hacer un asado a fuego lento, llevarlo de a poquito, pero sin dejar de darle calor. Tiene sus secretos también, si mandamos de una todo lo que tenemos a mano, se hacen lindas llamas, grades y brillantes, pero se quema en un segundo, no sirve. Una vez que tenemos a la pista en movimiento no hay que distraerse ni un segundo, si decae, hay que echar mano de una Madonna, Rod Stewart o porqué no de una Persiana Americana de Soda Estéreo... eso vendría a ser como soplar de abajo cuando el fuego se está apagando. Ahora, cuando queremos echar leña con algún hit inolvidable y le pifiamos, es como tirarle un baldazo de agua, y queremos arreglarla y peor, le tiramos arena! También depende del tipo de pista que tengan enfrente, las hay renuentes y hoscas, que no te bailan ni por equivocación, y están las de los casamientos que te bailan hasta un Locomía porque están entregadísimos desde el vals. En definitiva, hay que pensarlo dos veces cuando nos piden pasar música en una fiesta, porque ser Dj es jodido, no es mandarse así como quien va al súper a comprar galletitas. No es poner un cd de lo mejor de los 80´s y ponerse a hablar al pedo.




Mi primera experiencia con el mundo del DJ, fue en el cumpleaños de 15 de Verónica Caraballo. Con mi amigo Pajarito Della Giustina, (cómo te extraño amigo), habíamos hecho hasta lo imposible para convencer a Eduardo su hermano mayor, que nos prestara la cons ola, con las dos bandejas con mezclador, el amplificador de una potencia que no recuerdo, obviamente los parlantes y lo más, lo top del momento eran los auriculares que colgados cual bufanda, te daban ese aire de winner irremplazable.




Para los que veníamos acostumbrados a los Winco monoaurales, pasar a semejante despliegue de tecnología, era como tocar el cielo con las manos. Aquel día juntamos los pocos pesos que teníamos, más algunos prestados o porqué no sustraídos descuidados del monedero de mi mamá, fuimos como locos apremiados por el tiempo, a comprarnos el ultimo Top 20 de casa Cadario, allá en 25 de mayo y 1er. Entrerriano, creo y algún vago recuerdo me ilumina, si aquel disco tenía, entre las pistas, Suena mi Campana, Funky Town de Lipps Inc y Sobreviviré de la gran Gloria Gaynor. Este cumpleaños, marco el principio de mi acercamiento a la música.




El siguiente que recuerdo fue el de Rosita Gangale, todo un cumpleaños para aquellos días. Un generoso despliegue de chicos y chicas, muy buena comida, excelente bebida y por supuesto la mejor música, pasada por el que entonces, era considerado lo mejor, el que tiempo después, sería uno de mis mejores amigos, Jorge Cabral. Aquel cumpleaños tuvo un par de anécdotas muy sabrosas, pero que hoy no estarán es estas líneas, intentaré recordarlas luego, pero lo que me ocupa en este momento es el perfecto y clarísimo recuerdo de Tragedy, de los Bee Gees, ese conjunto genialmente comandado por los hermanos Gibb.




El posterior recuerdo que tengo es el cumpleaños de Alejandra Aliotta y aquí me detengo un poco, para mencionar lo linda que era esa casa, en un 1er. piso, perfectamente distribuida, espaciosa y muy elegante. El cumple lo hicieron en el balcón interno que rodeaba, todas las habitaciones y dependencias, donde prolijamente habían acondicionado el salón principal para bailar. La verdad no se quién fue el DJ, aunque algunas cosas recuerdo perfectamente, como las maravillosas pizzas servidas a las 6 PM, casi cuando todo terminaba, o cuando el hermano de Damián Enis se coló diciendo al portero que no tenía la invitación porque venía a buscarlo urgente, porque el padre estaba muy enfermo. Demás está decir que no era cierto y que luego de tomarse unos cuantos Criadores, se fue chiflando bajito, contento y en pedo.




Ponete tragedia loco, gritaba siempre Emilito y rompía las bolas todo el tiempo, hasta que no quedaba otra que ponerlo. Acá esta, música, “DALE”





HERE I LIE
IN A LOST AND LONELY PART OF TOWN
HELD IN TIME
IN A WORLD OF TEARS I SLOWLY DROWN
GOINHOME
I JUST CANT TAKE IT ALL ALONE
I REALLY SHOULD BE HOLDING YOU
HOLDING YOU
LOVING YOU LOVING YOU
TRAGEDY
WHEN THE FEELINGS GONE AND YOU CANT GO ON
ITS TRAGEDY
WHEN THE MORNING CRIES AND YOU DONT KNOW WHY
ITS HARD TO BEAR
WITH NO-ONE TO LOVE YOU
YOURE GOIN NOWHERE
TRAGEDY
WHEN YOU LOSE CONTROL AND YOU GOT NO SOUL
ITS TRAGEDY
WHEN THE MORNING CRIES AND YOU DONT KNOW WHY
ITS HARD TO BEAR
WITH NO-ONE TO LOVE YOU
YOURE GOIN NOWHERE
NIGHT AND DAY
THERES A BURNING DOWN INSIDE OF ME
BURNING LOVE
WITH A YEARNING THAT WONT LET ME BE
DOWN I GO
AND I JUST CANT TAKE IT ALL ALONE
I REALLY SHOULD BE HOLDING YOU
HOLDING YOU
LOVING YOU LOVING YOU
TRAGEDY
WHEN THE FEELINGS GONE AND YOU CANT GO ON
ITS TRAGEDY
WHEN THE MORNING CRIES AND YOU DONT KNOW WHY
ITS HARD TO BEAR
WITH NO-ONE TO LOVE YOU YOURE
GOIN NOWHERE
TRAGEDY
WHEN YOU LOSE CONTROL AND YOU GOT NO SOUL
ITS TRAGEDY
WHEN THE MORNING CRIES AND YOU DONT KNOW WHY
ITS HARD TO BEAR
WITH NO-ONE TO LOVE YOU
YOURE GOIN NOWHERE


AQUÍ ESTOY
EN UNA PERDIDA Y SOLITARIA PARTE DE UN PUEBLO
RETENIDO EN EL TIEMPO
EN UN MUNDO DE LÁGRIMAS LENTAMENTE ME AHOGO
YENDO A CASA
NO PUEDO TOMARLO TODO SOLO
REALMENTE TENDRÍA QUE ESTAR SOSTENIÉNDOTE,
SOSTENIÉNDOTE
AMÁNDOTE, AMÁNDOTE
TRAGEDIA
CUANDO LOS SENTIMIENTOS SE HAN IDO Y TU NO PUEDES SEGUIR
ES UNA TRAGEDIA
CUANDO LA MAÑANA LLORA Y NO SABES POR QUE
ES DURO PADECER
SIN NADIE QUE TE AME
NO ESTÁS YENDO A NINGUNA PARTE
TRAGEDIA
CUANDO PIERDES EL CONTROL Y NO TIENES ALMA
ES UNA TRAGEDIA
CUANDO LA MAÑANA LLORA Y NO SABES POR QUE
ES DURO PADECER
SIN NADIE QUE TE AME
NO ESTÁS YENDO A NINGUNA PARTE
DÍA Y NOCHE
HAY UN INCENDIO DENTRO DE MI
AMOR ARDIENDO
CON UN ANHELO QUE NO ME PERMITIRÁ SER
ABAJO VOY
Y NO PUEDO TOMARLO TODO SOLO
REALMENTE TENDRÍA QUE ESTAR SOSTENIÉNDOTE
SOSTENIÉNDOTE,
AMÁNDOTE, AMÁNDOTE
TRAGEDIA
CUANDO LOS SENTIMIENTOS SE HAN IDO Y TU NO PUEDES SEGUIR
ES UNA TRAGEDIA
CUANDO LA MAÑANA LLORA Y NO SABES POR QUE
ES DURO PADECER
SIN NADIE QUE TE AME
NO ESTÁS YENDO A NINGUNA PARTE
TRAGEDIA
CUANDO PIERDES EL CONTROL Y NO TIENES ALMA
ES UNA TRAGEDIA
CUANDO LA MAÑANA LLORA Y NO SABES POR QUE
ES DURO PADECER
SIN NADIE QUE TE AME
NO ESTÁS YENDO A NINGUNA PARTE