jueves, 16 de agosto de 2012

Father & son - Padre e Hijo

Por Arnold Coss

La primera vez que escuché Father & son fue hace casi treinta y cinco años. Era invierno, atardecía y yo tomaba un café en un bar semivacío cuyo perímetro vidriado se situaba en una de las esquinas de la Plaza Constitución de la ciudad de Gualeguay, bajo un cielo ceniza y junto al gris de los adoquines que se convertían abruptamente en asfalto en ese preciso lugar. La última vez que la escuché fue hace unos días, en la radio, seguramente programada por algún musicalizador, ( imagino), que ronde los cincuenta y pico de edad. En ese momento me dirigía justamente a Gualeguay, a saldar unas cuentas pendientes, uno de mis viajes más triste. Se cerraba una puerta confusa y de  largos debates éticos y morales.


La primera vez que la escuché, no sabía que su autor e intérprete era el británico Steven Georgiou, un hijo de griego y sueca que usaba el seudónimo artístico de Cat Stevens y que por entonces ya se había convertido a la fe musulmana y cambiado su nombre a Yusuf Islam. ( esto lo supe hace muy poco). También me enteré que por ejemplo que en algún momento el gobierno de los Estados Unidos desvió un vuelo comercial con destino a Washington, hizo bajar a Stevens/ Islam en el aeropuerto de Bangor y lo fletó de nuevo para Londres. Es, más o menos, como si Uruguay impidiera la entrada de Nito Mestre en nombre de la seguridad nacional, una payasada más de yankilandia.


Father & son es una canción "mínima" como todas las de Stevens, aunque no pueda decir que las conozca todas, pero sí unas cuantas. Padre e Hijo, habla de modo sencillo de cosas sencillas, la música también es sencilla y sin muchos arreglos. Nunca me he cansado de escucharla y en una época, le dí seguido al estéreo que teníamos en el departamento de Paraguay y Billinghurst, con el casette original, creo que era de Claudio Carraud, ahora no me acuerdo mucho. Me enteré también que Stevens, hacia las voces en la versión original, es decir la del Padre y la del Hijo con una particularidad (muy comprobable en el disco) las voces en algunos tramos se superponían, con lo cual en vivo, el tema requería si o sí de otro cantante, cada una hablando de lo suyo.


Me copié la letra de Google, y como yo de ingles se casi nada, les dejo a los que si saben (Laura Zignego puede ser), que corrija si está algo mal.



Father & son
It's not time to make a change,
just relax, take it easy,
you're still young, that's your fault,
there's so much you have to know.
Find a girl, settle down,
if you want you can marry,
Look at me, I am old,
but I'm happy.

I was once like you are now
and I know that it's not easy
to be calm when you've found
something going on.
But take your time, think a lot
why, think of everything you've got.
For you will still be here tomorrow
but your dreams may not.

How can I try to explain,
when I do he turns away again.
It's always been the same,
same old story.
From the moment I could talk
I was ordered to listen.
Now there's a way and I know that I have to go away.
I know I have to go.

It's not time to make a change,
just sit down, take it slowly,
you're still young, that's your fault,
there's so much you have to go through.
Find a girl, settle down,
if you want you can marry.
Look at me, I am old,
but I'm happy.
(Away, away, away, I know I have to make this decision alone, no)

All the times that I cried,
keeping all the things I knew inside.
It's hard, but it's harder
to ignore it.
If they were right, I'd agree,
but it's them you know not me.
Now there's a way and I know that I have to go away.
I know I have to go.
(Stay, stay, stay, why must you go and make this decision alone?)



Padre e hijo
No es momento de hacer cambios,
sólo relajate, tomalo con calma,
todavía sos joven, ése es tu defecto,
hay demasiadas cosas que tenés por conocer.
Encontrá una chica, establecete,
si querés podés casarte.
Mirame a mí, estoy viejo,
pero estoy feliz

Alguna vez fui como vos sos ahora
y sé que no es fácil
quedarse quieto cuando encontraste
algo para seguir.
Pero tomate tu tiempo, pensá mucho
porqué, pensá en todo lo que conseguiste.
Porque mañana aún vas a estar aquí
pero tus sueños puede que no

Qué tengo que hacer para explicarlo,
cuando lo intento, él vuelve a rechazarlo.
Siempre ha sido lo mismo,
la misma vieja historia.
Desde el mismo momento en que pude hablar
se me ordenó que escuchara.
Ahora hay un camino, y sé que tengo que irme.
Lo sé, tengo que irme.

No es momento de hacer cambios,
sólo siéntate,  tómalo con calma,
todavía sos joven, ése es tu defecto,
hay demasiadas cosas por las que tenés que pasar.
Encontrá una chica, establecete,
si querés podés casarte.
Mirame a mí, estoy viejo,
pero estoy feliz
(Salí, salí, salí, yo sé que tengo que tomar esta decisión solo, no)

Todas las veces que he llorado,
guardándome todas las cosas que sabía.
Es duro, pero es más duro
ignorarlas.
Si ellos tuvieran razón, yo se la daría,
pero sabés que ellos son ellos, no yo.
Ahora hay un camino y sé que tengo que irme.
Lo sé, tengo que irme.
(Pará, pará, pará, ¿por qué tenés que irte y tomar esta decisión solo?)


Si bien la canción me gustaba por ritmo y por simpleza, el tema de la letra no lo tenía muy claro. Cuando entendí y supe de que se trataba, en principio, me identifiqué plenamente con el hijo, porque la letra la supe, cuando tenía unos veintipico. Ahora con el tiempo, fui viendo que el padre también tiene su buena parte de razón (si es que hay que buscar alguna), pero me parece  que todo argumento parece destinado a manejar la idea previa del otro, a convencerlo de que tenía y tiene la razón, y en este dilema, me encuentro y se encontrarán Agus y Nico seguro y no faltará el ojo crítico de la madre, que resolverá en consecuencia, la parte que me falte a mi, cuando sea necesario.

www.youtube.com/watch?v=4vHyzGslkWM

miércoles, 1 de agosto de 2012

Los vaivenes del frío y del calor - Días de locos que le dicen

por Arnold Coss

Cuando yo era chico, en invierno hacía frío y en verano hacía calor.

Durante mi infancia era común que el pasto amaneciera escarchado y que se congelara la superficie del agua en un balde que dormía a la intemperie. Yo no vivía en Alaska sino en Gualeguay, una tranquila ciudad de la provincia de Entre Ríos. Como en invierno hacía frío, uno se abrigaba. Mi madre me abrigaba seguramente demasiado: camisetas de algodón y de lana, camisas leñadoras, pullover, camperas (si había), bufandas y, a veces, una gorra con orejeras. Ahora que lo pienso, casi como si hubiera vivido en Alaska. Pero que hacía frío, hacía frío y en todos lados: en mi casa, en la escuela y en otros tantos lugares que frecuentaba.

En verano, hacía calor y uno se desnudaba hasta donde permitían las buenas costumbres y los usos sociales. El mundo climático de mi infancia era claro en términos de temperatura y uno, a grandes rasgos, sabía a qué atenerse. Después vinieron el calentamiento global, el efecto invernadero y el agujero de ozono, ya no se supo cómo carajo salir vestido y pasó a la historia aquello de guardar la ropa de invierno porque pueden darse 35° en mayo pero volver los 10° ó 12° en mitad de octubre.

Pero el tema no es la fragilidad climática que, en definitiva, tal vez no sea de tal magnitud y a mí me lo parezca porque ahora vivo en el centro, porque con los años cambió mi metabolismo o simplemente porque recordamos lo que se nos da la gana y lo deformamos a nuestro antojo.

El tema es que ese presunto cambio del clima se dio junto a unos maravillosos inventos tecnológicos tales como el aire acondicionado y los equipos frío/ calor que, a su vez, provocaron una mutación de la especie científicamente denominada el ingeniero en refrigeración y calefacción como mi amigo Ricardo Osinalde (el mejor curro que he escuchado). Y ahí sí que la cagamos porque se ha demostrado una mutación más apta y, por lo tanto, dominante del hábitat y ecosistema del ser humano.

Desde entonces, las exageradas prevenciones de mi madre se volvieron inútiles porque abrigarse para un día de 8° resultó inconveniente para sufrir los 26° de un espacio cerrado en el cual uno debe permanecer -por ejemplo, porque es su oficina de trabajo- y lo mismo cuando en la calle el termómetro se clava en 36° y dentro de la oficina, a duras penas, se alcanzan unos 18°. Además, esta mutación refrigerante/ caloventora que, como otras, dice no poder hacer nada porque la temperatura depende del "sistema", parece manejarse con los rigores del calendario antes que con la temperatura ambiente. Entonces, si en julio el termómetro sube a 25°, porque estamos en el mes de julio y en julio, ¡calefacción! Y si en enero baja a 15°, ¡refrigeración! Y ya no se puede ir al cine en verano porque hay que llevar más ropa que para conocer Río Gallegos, ni en invierno porque uno parece estar cruzando las selvas del Ecuador.

Una opción sería volver a guardar la ropa de invierno pero en la oficina y, luego, la de verano -dejar un short y un par de ojotas para trabajar cómodo durante agosto- pero de todos modos quedaríamos indemnes en otro montón de sitios donde estamos obligados a pasar un rato vestidos para otra ocasión.

Éste es el verdadero cambio climático de nuestra época: el que impulsan los mutantes del frío/ calor que, junto a otras mutaciones aún más peligrosas, van a terminar por hacer llover.

 PD: No viene al caso en esta historia, pero no sabía donde carajo meterla. ¿Se acuerdan de haber cazado mariposas durante las interminables hs. de siesta de septiembre, con ramas que cortábamos de los árboles recién florecidos? Me acuerdo de eso y se me cae un lagrimón… más aún si veo a mis hijos compenetrados frente a la computadora, durante horas y horas sin salir a ver el sol.