Por Arnold Coss
Aprendió desde muy temprano lo que era una
ausencia y fue a finales de Agosto cuando su madre falleció. Los chicos son
intuitivos y tienen una habilidad especial para darse cuenta que a su alrededor
algo pasa y por aquellos días el Colo, se sentía como perdido, angustiado sin
saber bien que le pasaba. Esta sensación podía tener diferentes formas,
lugares, duración o intensidad.
Seguramente para protegerlo, su Padre, tan solo
le había dicho que ella estaba un poco enferma. Como todo chico, por supuesto,
se habrá imaginado un resfriado o quizás alguna de esas enfermedades como las
que a él lo obligaron a permanecer en cama alguna vez. Pero paso bastante
tiempo y ella no volvía del hospital, y cuando lo hacía era por tiempos muy
cortos y la sospecha que algo no estaba bien lo confundía aún más.
Una de esas noches donde su madre había estado en
casa, escuchó algunos llantos que provenían de las habitaciones al fondo.
El colo, como lo conocíamos todos, era un chico
sensible, con cierta mirada sumisa y melancólica. Ahora pienso que seguramente
estaba pensando en algo referente a su madre, porque en momentos también lo
había visto secarse algunas lágrimas de sus ojos. Lo increíble era que le
duraba poco, al rato ya estaba con todos nosotros, jugando y corriendo alocado,
como si el mundo se acabara en poco tiempo.
Creció imaginando que quizás ella no había
muerto, que en realidad se escondía, o porque no, estaba en el otro lado del
pueblo y por ahí tenía otros hijos, y era feliz. Siempre pensaba que a la
vuelta de la esquina la encontraría y le sonreiría como tantas otras veces. No
lo afligía la idea del "abandono", no consideraba la posibilidad de
odiarla por ello, lo único que le importaba es que estuviera bien... y con toda
su alma deseaba que estuviese viva. Con el paso de los años, el niño dio lugar
adolecente y al nacimiento de la inevitable madurez. La eterna ilusión se fue
perdiendo ante la abrumadora realidad. La nostalgia en momentos era
insoportable, le dolían todos los sentidos pensando en los buenos momentos
vividos, cubierto por sus brazos y sus besos. Ya siendo adulto, en soledad y
silencio rescataba recuerdos, los pocos que podía tener. El dolor más grande, le
causaba no poder recordar su voz ni su olor ni su amada sonrisa.
Pensaba en su Padre, en lo duro que debió ser
todo. Le gustaba pensar que desde que se habían separado él no la había
olvidado ni un solo día, imaginando con su mente la otra vida posible, la vida
que no fue, una vida sin carencias, aun siendo consciente de haber sido
medianamente feliz, y con la vista puesta en su reflejo entendió que cuando
amas de verdad a alguien, aprendes que la muerte tan solo es el principio de la
inmortalidad.
7 comentarios:
Muy bueno. Felicitaciones.
un abrazo
Ese árbol, hace 2 años que está quemado.
El día que se caiga su epitafio dirá
"Hizo todo lo que pudo por sobrevivir"
Una cachetada más a la naturaleza.
Me seguís sorprendiendo.......
Pregunta: ¿quién es esmeralda, Arnold?
no lo sé
Si no sabés hay que averiguar.
ESMERALDA... ¿quién sos?
Que importancia tiene, el espacio es para contar no para preguntar. Suficiente con haber trasgredido la barrera de escribir. La curiosidad mato al gato, y a mis años es algo con lo que he aprendido a transitar.
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