Por Arnold Coss
Hace algunos años, escudriñando
en la biblioteca que tenemos en la casa de Tapalqué, encontré un libro de
cuentos del autor Rafael Darío Capdevila, que se llama “Cuentos del Caminante”.
Cuando lo saque, la verdad no
tenía muchas expectativas sobre si me interesaría o no. Pero, (siempre hay un
pero), dio la casualidad que lo abrí casi al medio, justo en la página 139 y
ahí estaba, un cuento muy interesante, con una buena descripción de los hechos y
me atrapó de entrada. No me llevó más de cinco minutos leerlo, pero ese cuento
me quedó gravado en la memoria. Ninguno
de los 82 cuentos restantes del libro me gustó tanto y es por ese motivo, que
hoy lo comparto con Uds. esperando los divierta tanto como a mi. Este cuento tiene la magia del escritor
gauchesco, con lo divertido, en algunos pasajes, con lo bolacero en otros y con
el especial detalle de la escritura en el idioma gaucho original. Tuve que hacer un esfuerzo extra al
escribirlo tal cual el libro, pero vale la pena. Esta historia tiene algunas
cosas que me vienen a la mente como anécdotas de algún antepasado. Por ahí habrán
sido contadas por mi viejo a lo largo de tantos años viviendo en los campos y
montes desolados, haciendo estanques y casas a los puesteros. Quizás alguna historia
de mis abuelos Pedro o de Juan Antonio, vaya uno a saber por donde me vinieron
los recuerdos, pero como de eso se trata este blog. Vamos con el cuento.
A continuación el texto
exactamente como está escrito.
“POR UNA QUERESITA
Una güelta, cuando yo era muchacho de
unos veintitantos años, me salió una changa con un hombre que araba por un
tanto en “La Margarita”. Precisaba un pión pa la rastra. Me pagaba 50 centavos
por día y comida. Era tiempo ‘e verano, en la época que regentiaba la estancia
“El gurrión”. Yegué como a la entrada del sol, casi a boca ‘e noche. El hombre
ya tenía hecha la cena. Comimos y los juimos a dormir. Él arriba ‘el vagón,
ande se había fabricao como un toldo. Yo me eché abajo, entre las ruedas, ande
tendí un cojinillo. Antes de salir el sol los levantamo. Hice juego, tomamos
unos mates y salimos a trabajar. Como a las 11 viene y me dice:
-Ara te vas y desatás. Mientras
yo yevo los cabayos a pastiar, te haces un guiso. La carne está en una bolsita,
colgada abajo ‘el vagón…-.
Me voy a la cocina –que eran dos chapas
locas nomás-, hago juego, pongo l’agua a calentar, echo un poco ‘e grasa en la
oyita con una cebolla picada y voy y desato la bolsita. ¡ Dios Libre y
guarde…!- Taba verde…!, yenita ‘e querezas. Me fijo bien y veo que hirve ‘e
gusanos. En eso yega el patrón. Voy y le digo. Me contesta muy tranquilo:
-Ahh…!, eso no es nada m’hijito.
Los gusanos son de la mesma carne. Hacela asada y vamos a comerla nomás…-.
-No señor, yo no la como…- le
digo.
-Hace como querás, che…- me
contestaba. Ahí nomás pegué media güelta, ensiyé y me vine pal pueblo.
Dospué supe que se había andao
acordando que yo ma la daba de delicado, que en el pueblo quien sabe qué
porquerías comería y que por una queresita me había mandao mudar. Pensando en las casa en lo que usté me contó
que en “San Gervasio” uno que estaba jugando a las bochas se comió un sapito
vivo que cruzaba la cancha, yo he conocido un hombre en Espigas, que comía
perros. Y yo mesmo, una güelta que había salido sin un rumbo, juí a parar a la
casa de un chacarero de Alvear. Pensé entre mí: Si no agarro junta agarro la
hora ‘e comer. Y así jué. Me dieron un estofao riquísimo. Dospué que he comido
me dice el hombre:
-Sabe
lo que ha almorzao…?-
-Seguro
no estoy, señor…- le contesto.
-Usté
ha comido vizcacha pichona…- Y me enseñó este chacarero –que arrendaba campo de
Orella- cómo había que prepararla. Güeno, golviendo a lo que l’eiba estirando:
Yo he tomao mate con yerba asoliada, mi
mamá más de una vez tuvo que pedir un güeso emprestado pa hacer el caldo, pero
de ahí a comer gusanos ¡eso nunca…!, por más estómago ‘e perro que haiga sido
por necesidá.
Fin
Espero que las estrofas que le
siguen, sean tomadas como para redondear el asunto nada más, pero también te
quedan guardadas como recuerdos en algún lugar. Van estos tres versos del
Martín Fierro.
1026
Dicen que las cosas van
con arreglo a la ordenanza.
¡Puede ser! Pero no alcanza.
¡Tan poquito es lo que dan!
1027
Algunas veces, yo pienso
y es muy justo que lo diga,
sólo llegaban las migas
que habían quedao en los lienzos.
1028
Y esplican aquel infierno
en que uno está medio loco,
diciendo que dan tan poco
porque no
paga el Gobierno.
Nota: Me gustan los cuentos de gauchos, debo tener un porcentaje
gauchesco en algún lado seguro, sobre todo cuando me siento en el banquito tres pata,
con asiento de cuero de lonja, abierto de patas, la pava en la derecha y el
mate de calabaza en la izquierda, mirando el fuego, oliendo a eucaliptus y una
frase de años guardada en mis recuerdos y dicha como al descuido…. “.. me fui como
quien se desangra.”
3 comentarios:
.a raiz de tu comentario sobre la queresita vinieron a mi mente recuerdos de infancia de mis hijas.Estando en verano en la casa de enfrente ,esperabamos con ansias las exquisitas frutas que nos traia el abuelo Meco(Papa de Roberto) quien nos surtia de deliciosas frutas ,recolectadas de su monte de frutales ,al que cuidaba con mucho esmeroEstando no recuerdo cual de.las tres comiedo un durazno.. salio,muy proximo al carozo.. un tierno gusanillo.Imaginate las exageraciones y gritos de las niñas , yo solo atine a decirles bahh que tanto "es un gusanito limpito de la fruta""..si se lo comen no importa....esto sirvio y sirve aun de motivo para decime que yo siempre les hacia pasar,,..gato por liebre.. y les hacia comer cualquier cosa..jaja historias no mas...besos María Ester Livio
Yo me imagino la cara del pobre gaucho muerto de hambre desesperado por un bocado después de laburar como perro y ver semejante cosa!!! Lo peor es que él ya había comido lo mismo la noche anterior... dejate de joder... terrible momento!!
la historia está en saber que es peor que encontrar un gusano en una fruta?.... encontrar medio!! jaja
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